Años atrás las primeras prioridades después de culminar la secundaria, eran encontrar empleo, comprarse un terreno, casi siempre esto se debían a consejos de algún familiar cercano. Hoy día esto, para un joven se torna un poco difícil, sin embargo, estaré siempre muy agradecida, a los que insistieron con esta propuesta, años atrás…
La
cual aceptarla fue muy pensada hace 25 años atrás, a mi hermano y a mí nos
ofrecieron conocer el terreno en aquel
entonces, solo montes y gran cantidad de cocoteros se divisaba desde lejos, nos dijeron que era la segunda compañía de
Luque, tomamos la decisión de aceptar ser dueños de una propiedad, perdida,
nos la decían algunos familiares en aquellos tiempos…
Luego
se vino la construcción de nuestra casita que se perdía entre cocoteros y
montes, increíble lo que en ese tiempo, siendo parejas jóvenes iniciando una nueva vida, pudimos superar, tales inconvenientes, lejos de toda civilización,
las calles de tierra colorada, tendido
eléctrico que aun no llegaban por falta
de vecinos, ómnibus que escasamente pasaban en la ruta
principal, pareciera que vivíamos en
otro mundo realmente…
Aun
recuerdo las odiseas que pasábamos para llegar a nuestra casita, las caminatas largas, la oscuridad de las calles, los pocos vecinos que formaban la comunidad, que en ese
entonces, ni sabíamos el nombre que
llevaba, Hugua de seda, Laurelty o
simplemente 2da compañía, tiempo después, conocimos la capillita Santo Domingo
de Guzmán, pequeña en un rincón, y nos preguntábamos… habrá fieles que vengan aquí? Luego
de un tiempo, también formamos parte de la misma, así poco a poco iba
creciendo la comunidad de Santo Domingo de Guzmán…
Cuantas
preocupaciones sentían nuestras respectivas familia y amigos, que nos repetían cada
vez que venían de visita: están tan lejos decían; no tienen vecinos, corren peligro,
que difícil es llegar no hay medios, tantas otras cosas, que pensar en el
progreso, parecía un sueño ¡Que
inolvidable son los recuerdos!
como no llegaba la luz, porque no reuníamos la cantidad de vecinos
para el efecto, debíamos de recorrer con
columnas de madera y cables a cuestas pidiendo prestada la energía eléctrica de
los vecinos que ya contaban con ello, creo que fueron cinco vecinos los que
recorrimos, hasta que logramos obtener la nuestra, después de un tiempo… ¡Que años increíbles!
Tengo
en mis recuerdos, que nos sentábamos en la calle, mirando hacia la ruta
principal y soñábamos, algún día esto se
va a empedrar, ni en sueños que podría asfaltarse
¿será que este monte va a desaparecer, alguna vez? Se formo una comunidad, increíble gracias a Dios, después de tanto
tiempo, hoy, esta comunidad ha crecido y progresado gracias
a los vecinos, frutos del trabajo en conjunto, por fin el progreso llego a Santo
Domingo de Guzmán…Los deseos de muchos
vecinos se tornaron en una grata realidad, algunos de ellos que ya no están con
nosotros, que no pudieron ver el gran progreso de las familias y el crecimiento
de la comunidad después de 20 y un poco mas de años, que llegamos entre montes
y cocoteros, ahora somos testigos de este gran salto y podemos decir con mucho orgullo que el sueño
que buscábamos es hoy una realidad…
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