Nada se compara con el amanecer, ya sea en los días cálidos del verano o frías y lluviosas de otoño,
el echo de ser participe de este milagro de la vida, de sentir y ver la grandiosidad de la creación ante
nosotros es maravilloso.
El sol asomándose en el horizonte, mientras se oye una sinfonía de avecillas, que nos deleitan con
diversos cánticos embelleciendo el cielo, con plumaje de diversos colores,tanta belleza ante nuestros
ojos que no debemos dejar pasar...
Se inicia un nuevo día, con sus propias emociones, sean buenas o no... mantendrán cauteloso a quienes inevitablemente encontraran inconvenientes a lo largo del día, que tendrán soluciones o serán destinados a seguir buscando, dentro de las imperfecciones que se encuentren al andar...
Pero ante todo, nada podría desmerecer, el ser elegido día a día, por el Señor y dueño de la vida, en
convertirnos en testigo de tan fastuoso acontecimiento de la naturaleza, creación maravillosa y porque no decirlo un milagro... un nuevo amanecer.
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