Hoy recordé con mucha nostalgias mis días de juventud, aquellos que en grupos
de amigas solíamos disfrutar, las conversaciones
largas y los
proyectos, que cada una soñábamos
realizar, un futuro lleno de emociones,
buena profesión, buen empleo…un gran amor.
La verdad, después de que terminamos la secundaria, cada
una siguió su propio camino, tal vez algunas lograron realizar todo lo
anhelado, o quizás, como yo, siguió la profesión más hermosa de ser esposa y madre. Realmente la vida nos
tiene preparada diversas tareas a cumplir, que nos la va enseñando a su tiempo, sin
aviso, ni previa preparación. Luego nos deja el conocimiento de la experiencia
vivida.
Una de las tareas más cautivantes y agotadoras
pero hermosa, es la de ser mamá, la gran
responsabilidad de proteger, educar y enseñar forman parte de una rutina
diaria, pero encantadora, la delicia y el orgullo de verlos, crecer día
a día y la emoción que nos embargan con el aprendizaje y las travesuras se
convierten en una maravillosa experiencia;
viene a mi mente, lo que una amiga nos repetía, a mi cuñada y a mí en ese entonces…aprovechen
y disfruten a sus hijos ahora, que están pequeños, porque cuando crezcan
sabrán, lo que es bueno…
Cuánta razón tenía, y se cumple aquel
dicho que dice: “niños pequeños... problemas pequeños; niños grandes... problemas
grandes “ los chicos ya han crecido, y ahora comprendo, que este oficio de ser
mamá, no tiene vacaciones, nuestros hijos nos preocupan siendo niños o adultos,
da igual, cuando niños pensamos que no
se caigan y se lastimen, alguna fiebre que nos dejan sin dormir, pero de grandes
otras son las preocupaciones, y en nuestro tiempo con toda esta avalancha de
tentaciones, de tecnología avanzada las angustias van creciendo, ya no es la fiebre que no nos dejan dormir, la pregunta constante en
nuestras mentes , llegó bien? si en
el camino no hay peligro, si están en buena compañía, creo que no hay madre, que haya dejado santo
sin nombrar o algún ángel familiar que nos ayuden, a protegerlos hasta el regreso de ellos sanos y salvo al hogar… este oficio no tiene
vacaciones.
A mis años tengo la gracia de tener a
mis padres a mi lado, mi madre sigue preguntando constantemente por todos sus
hijos, además de un nuevo agregado, los nietos, así que, como voy entendiendo este oficio de madre se
extiende y el presentimiento me dice,
que seré madre hasta en sueños…